lunes, 13 de diciembre de 2021

DE MADRUGADA (Poema)


 

 

Te has convertido en mi poema, en mi canción, en mi silencio, en mi mirada…

 

Llegas a mí cuando el alma cansada:

¡Grita, llora, gime!

Fue abandonada, fue golpeada, fue quebrantada.

Sin embargo, tú la agitas, la enamoras, la redimes…

Y para su bien,

Te has convertido en mi poema, en mi canción, en mi silencio, en mi mirada…

 

Eres como claro de luna en la gran explanada:

¡Hermosa, diáfana, sublime!

Tú piel rosada, llega a mi memoria, perfumada;

¡Gozo!, pues; tu fragancia es el néctar que llega y llama a la puerta del recuerdo y lo redime…

No es de dudarlo,

Te has convertido en mi poema, en mi canción, en mi silencio, en mi mirada…

 

Sí, en mi silencio; el cual en este instante está llegando a mi existencia en desbandada.

¡Tiemblo, sufro y puedo hasta reírme!

Risa loca, desaforada, lúgubre…

que hace del miedo mi piel atormentada.

Razono, ya que,

Te has convertido en mi poema, en mi canción, en mi silencio, en mi mirada…

 

¡Estáis en mí!, proclama mi boca apasionada,

cierro mis ojos y mi corazón duerme.

Tú, oasis, en este desierto donde mis pasiones están resquebrajadas.

¿Qué sería de mi existencia, entonces?

Si en esta vida de tinieblas,

No te hubieras convertido en mi poema, en mi canción, en mi silencio, en mi mirada...

  

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